De la resonante victoria de Diego Schwarztman ante Rafael Nadal en Roma pasaron 20 días hasta el triunfo que tuvo otro dueño ayer. Con el 6-3, 6-3 y 7-6 (7-0) Nadal accedió por decimotercera vez a la final de Roland Garros y el domingo intentará ganar su título número 13 en el torneo. Su rival será Novak Djokovic.
Schwartzman estará desde el lunes en el puesto ocho del ranking mundial. Una zona en la que quería estar esta temporada. Ya lo logró y ahora no se puede relajar.
En las últimas dos semanas, la reputación de “Peque” creció. Ya no sólo está entre los mejores, también les gana. Está identificado más que en ningún momento de su carrera como una amenaza.
“Yo sabía lo duro que iba a ser”, declaró Nadal luego del triunfo. Él, mejor que nadie, sabe que en Roma, Schwartzman le ganó bien el partido. El hecho de que el español pareció estar en uno de esos días en que pocas de sus pelotas letales podían herir, sólo fue un detalle más para que el bonaerense gane.
El tiempo que pasó entre la victoria y la derrota de “Peque” ante “Rafa” puede parecer poco. De dominar al español en la final del Master 1.000 de Roma, pasó a ser dominado. Aunque el desarrollo del juego fue bien distinto al que se vio en el Foro Itálico. En París, “Rafa” propuso y “Peque” opuso más resistencia que Nadal en aquella ocasión. Schwarztman estuvo muy a la altura del planteo. También por mérito suyo es que el partido fue vistoso, con pocos errores y muchos aciertos. Entre los dos brindaron un buen espectáculo para los pocos habilitados a ingresar en la cancha principal del complejo francés y para los millones que siguieron la semifinal por TV y redes sociales.
Hay razones por las que en pocos días Schwartzman pasó de la victoria a la derrota ante el mallorquín. “Rafa” ya opera en “Modo Nadal”. Cuando perdió contra Schwartzman, el N°2 del mundo jugaba su tercer partido y primer torneo post pandemia. “Peque” llegaba con cinco matches y tres certámenes jugados.
Seis partidos en Roland Garros le permitieron a “Rafa” recuperar su carácter de invencible en la superficie que más domina. Eso pudo saberlo gracias a Schwarztman, algo que es otro mérito del jugador.
El amenazante “Peque” envió otra alerta con la victoria en cuartos de final ante el N°3 del mundo y campeón del último US Open, Dominic Thiem. Precisamente el austríaco es uno de los cuatro jugadores que ya tiene un lugar asegurado en el torneo que reunirá a los ocho mejores de la temporada: el Masters. ¿Y saben quién más quiere estar ahí? “Me siento en ese nivel y el objetivo es entrar. Ahora vienen meses importantes en los que todo suma”, sentenció Schwartzman, que no bailó su último tango en París.